El ego es una necesidad humana, y es sano...aunque exista todo un movimiento pseudo espiritual que lo pretenda negar. El ego existe, está allí, es inherente a nuestro ser, es estar consciente de quien somos, hasta en la personas que pensamos que no existe, como en los monjes y los ascetas, pervive.
Lo que conocemos como ego se trata de lo que definió
Abraham Maslow, el psicológo y psiquiatra humanista quien desarrolló una teoría de la motivación humana a través de la jerarquía de las necesidades, como
Necesidades de Reconocimiento las cuales incluyen una inferior caracterizada por el respeto de los demás, reconocimiento, estatus, reputación y dignidad y una superior determinada por el autorespeto, la autoconfianza, el logro, la independencia y la libertad.
A partir de ambas faces del espejo: reconocimiento de los demás y autorreconocimiento se construye una sana autoestima. Cuando la persona no satisface sus necesidades de autorreconocimiento se siente inferior y no puede acceder a la cúspide de la pirámide que son las
Necesidades de Autorrealización, espacio donde desarrollamos plenamente nuestras capacidades y potencialidades de forma creativa, alcanzamos el éxito en nuestra área de acción y crecemos como individuos.
Maslow afirmó
"Vivir según las necesidades superiores significa mayor eficiencia biológica, mayor longevidad, menos enfermedades, mejor descanso y apetito" y también precisó "Lo que una persona puede ser, debe serlo", de esta manera queda claro que
eso que conocemos como ego, que nos motiva a alcanzar nuestro máximo potencial es sano sumamente positivo.
En la intimidad el ego excesivo se expresa con el deseo de ser súper hombres y súper mujeres en la cama. Este error trae consigo ansiedad de desempeño, pues creemos que cada encuentro sexual es como un examen. Nunca nuestras expectativas serán iguales a la realidad y esto genera mucha frustración. Otras manifestaciones del ego en nuestra sexualidad son las actitudes de superioridad - hembrismo y machismo - que lesionan el afecto.
Sin embargo, el ego a veces se desborda, trayéndonos problemas - porque Todo en Exceso es Malo - así que aquí te dejo mis
8 herramientas para mantenerlo bajo control:
1.- Amor propio primero. Construye una autoestima fuerte, basada en el amor propio incondicional, no ciego ni narcicista, consciente de tus debilidades y fortalezas. Todo comienza de adentro hacia afuera, para luego resonar con los demás.
2.- Vive con placer y no para complacer. Que no sea tu objetivo vivir para que todos te quieran y te acepten, eso es imposible de lograr y genera mucho desgaste emocional y corres el riesgo de llegarte a convertir en un extraño para ti mismo, alguien que no eres sólo por recibir una dosis de aprobación. Cada quien tiene su opinión y que no le agrades a todos está bien. Disfruta de actividades que te apasionen, seguro encontrarás personas que estén en tu sintonía.
3.- Detecta la falsa humildad. No se trata de ser tontos, de no poner límites o de callar para que los demás no se sientan heridos sólo por ser tú. Cuando tienes un ego sano reconoces a los demás, sus emociones, sus necesidades y tratas de no dañarlos con tus palabras o tu conducta, eso es ser humilde de verdad.
4.- Celebra tus logros. Estar orgulloso de tí, por cada paso en el camino hacia tus metas es una práctica que ratifica tu valor, te hace consciente de tus capacidades y te automotiva, no importa si a otros les molesta.
5.- Sé consciente de tu poder personal. Estar empoderado no es ser prepotente, déspota, impositivo, agresivo o dominante, todo lo contrario, estas actitudes entrañan un gran complejo de inferioridad. Se trata de liderar tu vida, de saber de dónde vienes y hacia a donde vas, de ser coherente entre lo que piensas, lo que dices y lo que haces.
6.- No hables mal de nadie. El chisme es una mala costumbre, una conducta muy baja. Nunca hables mal de nadie para engrandecerte, si tienes opiniones negativas de algunas personas guárdatelas y sólo destaca sus fortalezas. Piensa que cuando alguien habla mal de otro en tu presencia, hablará mal de tí en presencia de otros.
7.- Libérate de la necesidad de tener siempre la razón. Todos tenemos visiones distintas del mundo, lo vemos como somos, no como en realidad es. No hay verdades absoluta, sólo opiniones e interpretaciones, ceder no te hace menos importante, por el contrario, te da flexibilidad. Aprende a comunicarte asertivamente, a conciliar y a negociar, es básico para todas tus relaciones sociales, pero especialmente para tener armonía con tu pareja.
8.- El buen sexo es conexión, no desempeño. En la intimidad no debe haber guiones ni expectativas, fluir en el momento presente es la única manera de disfrutar con placer, así que despójate de todas tus defensas emocionales. Halaga a tu pareja, comunicate asertivamente con él o ella en todo momento y
sigue los tres mandamientos de la intimidad.
Espero que estas herramientas te sean útiles. Si aún así no puedes manejar tu ego, una sesión de coaching es el punto de partida para retomar tu equilibrio.
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